Los medicamentos eran suministrados bajo prescripción facultativa sin cumplir los requisitos legales para la receta veterinaria.

Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Comandancia Guardia Civil de Segovia detuvieron a nueve personas, entre ellas varios veterinarios, en el marco de la ‘Operación Pangea’, contra la venta, publicidad y suministro ilegal de medicamentos, productos médicos y productos sanitarios que no cumplen con los requisitos en la Unión Europea y España, falsificados o no sujetos a licencia a través de Internet. En la operación se contó con la colaboración de inspectores veterinarios del Servicio Territorial de Ganadería de la Junta de Castilla y León en Segovia, así como de la Subdirección General de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad, y de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

Las investigaciones comenzaron en el mes de agosto del pasado año, cuando se constató, a través de numerosas inspecciones, que determinados veterinarios no participaban de forma efectiva en la prescripción de medicamentos de uso veterinario, dejando que sus datos fueran usados en las recetas. De este modo, durante la investigación se pudo observar cómo un administrativo firmaba recetas como si del veterinario se tratara. A raíz de detectar estas presuntas irregularidades, se solicitaron informes a los servicios técnicos y jurídicos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, así como a la Subdirección General de Sanidad e Higiene Animal y Trazabilidad.

De estos informes se desprende que este tipo de praxis podría ocasionar graves e innecesarios riesgos para la sanidad animal, salud humana y el medio ambiente. El seguimiento de un correcto protocolo facultativo que incluya, antes de realizar la prescripción, un reconocimiento clínico previo de los animales a tratar, así como un posterior seguimiento, minimiza los riesgos para la salud del animal que puedan producirse por un tratamiento inadecuado.

Los medicamentos dispensados irregularmente eran de tres tipos: antibióticos, medicamentos de aplicación exclusiva por los veterinarios y otros cuya administración debe estar bajo control y supervisión de veterinarios. La Subdelegación del Gobierno advierte de que el uso incorrecto de antibióticos y medicamentos provoca el desarrollo de bacterias resistentes constituyendo una de las amenazas más serias para la salud pública.