Los primeros bulldogs eran más ligeros y muy parecidos a los bóxer. El origen de su nombre reside en el hecho de ser un perro de carniceros, es decir, su principal trabajo era hacer correr a los toros, por creerse que así su carne era más tierna. Los bulldogs antiguos no tienen mucho parecido con el actual, han sido cruzados con otras razas como el pug o carlino; raza de la cual el bulldog heredó su achatado hocico así como su genuina figura regordeta. El bulldog inglés actual es un animal orientado a la competición en exposiciones de belleza. Es inteligente y muy manso, un buen compañero.
País de origen: Inglaterra.
Tamaño: Mediano.
Peso: 18 – 25 kg.
Cuando observamos a un bulldog inglés lo primero que nos llama la atención es su fuerte musculatura en las patas delanteras y la posición que estas tienen. A pesar de tener una apariencia regordeta es un perro fuerte con mucha resistencia al dolor. Sus característicos pliegues en la zona del hocico y su expresión ceñuda y enfada lo hacen inconfundible.
El bulldog inglés es un perro que se caracteriza por roncar ruidosamente mientras duerme.
Los bulldogs suelen tener alguna de las anomalías del síndrome braquiocefálico, presentan de forma común problemas respiratorios que les impiden refrigerar su cuerpo y por ello son propensos a los golpes de calor. Estos problemas respiratorios también suelen derivar en otros problemas de carácter digestivo como reflujo, malas digestiones o gases abundantes. Dado que es un perro al que le gustar comer en abundancia, es propenso al sobrepeso. Si tienen obesidad tienen mayor probabilidad de sufrir lesiones en las articulaciones de la cadera. En cuanto a la gestación, las hembras suelen ser inseminadas de forma artificial ya que la anatomía del bulldog hace muy difícil el apareamiento y llegado el momento del parto, se recomienda la cesarea ya que la cadera de estos perros es demasiado estrecha para tener un parto seguro y sin riesgos.
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