25 de julio de 2012 ¡Felicidades Querida Lola!

Bueno, bueno, Lolita mía, mi querida amiga.

–         ¿Te has dado cuenta que llevas un año en casa?

–         Cuántas cosas te han pasado desde que vives aquí con nosotros, ¿verdad?

Recuerdo que cuando te trajeron a casa, voy a ser sincero, no me agradó mucho. Entiéndelo, yo era el único ya desde hacía años, mi dueña y todos los demás te dispensaban caricias, te daban cariño constantemente, todos pendientes de ti, te colmaban de atenciones. Yo percibí que algo raro había, nunca había visto así a mi dueña.

Yo miraba tus ojos, esa mirada tan profunda, tan especial, cuanto más te miraba y te observaba, más me convencía de que necesitabas ayuda, no se trataba de que me quitases el sitio, necesitabas  ayuda, “la mía”, para aprender a confiar en ellos, en nosotros, tenías que salir adelante, tenía que importarte vivir. En aquellos momentos te daba igual, estabas ausente completamente.

Y ya ves, un año más tarde, todo resuelto, ¡quién lo diría!, en las condiciones que llegaste, pobre  galguita amiga mía. Quién te abandonó no sabía que todo lo que tienes de grande lo tienes de buena.

A tu llegada, yo oía a mi dueña hablar de Alemania, no sé donde está, pero debías estar con nosotros para socializarte tres meses, para acostumbrarte a vivir con una familia y después marcharte con tu familia definitiva. ¡Qué ironía, socializarte a ti!. Tú, el ser más pacífico, dulce y delicado del mundo. Tú, la hembrita más tierna y cariñosa, la qué me da los lametones más tímidos, casi sólo rozándome para no molestarme. Tú, a la que yo traté de conquistar con toda la galantería que merece tu raza tan distinguida, sin avasallar, con dulzura, despacio….y  tú consentías.

Aprobaste con tan buena nota tu periodo de aprendizaje que te quedaste en esta casa con nosotros, ya no saliste de aquí, te has convertido en uno más.

 

No te has ido, ahora somos dos a dar cariño y compañía a nuestra querida familia, pero sobre todo a nuestra dueña, ya sabes de qué te hablo, ¿verdad?.

He permanecido a tu lado en cada una de tus seis operaciones, portándote cómo solo una hembra de tu casta sabe hacer.

He paseado a tu lado despacio, cuando los puntos de tu barriga no te permitían ir deprisa.

He corrido contigo lo que he podido cuando tu salud te lo ha permitido. Bien digo “correr lo que he podido”, porque corriendo eres inalcanzable, con tanta elegancia y tanta velocidad que un pobre carea como yo, nunca te podrá alcanzar. Pero cada uno hace lo que puede y sabes que a mí no me gusta que te despistes, hay coches que te pueden atropellar. Sabes que más de una vez has salido despistada a la carretera corriendo y al oir gritar a nuestra dueña he ido a buscarte, he ladrado, me asustas, ¡ufff!, menos mal que siempre haces caso a nuestra dueña.

 

galgo español

 

Sabes que nuestra dueña me ha encomendado la tarea de cuidarte cuando estamos sueltos, igual que cuando los niños eran pequeños y cuidaba que no corriesen para que no se cayesen. ¡Qué tiempos aquellos!. En el fondo soy un pastor ovejero, aunque las ovejas que pastoreo, no son ovejas ni cabras del todo, son otra cosa, pero yo ejerzo mi oficio.

Hemos compartido coche, te han tenido que acoplar también, vamos con nuestros arneses de viaje ¡más chulos que un 8!, con toda la familia.  ¡Quién te lo iba a decir a ti!.

Compartimos estancia, estamos los dos al lado de nuestra dueña, las dos camas juntas, los comederos juntos, comemos a la vez, salimos a la vez, ya no estoy sólo, siempre te tengo a mi lado.

Conmigo has aprendido de nuevo a mover tu rabito cuando estás contenta, sales a saludar  a la puerta cuando ellos llegan a casa, eres una más, lo has conseguido.

Te he tratado como se trata a una dama, aunque venida a menos, cómo era tu caso.

Entre todos, hemos contribuido a que tu recuperación sea total y ahora seas una perrita feliz, una galga que en tamaño casi me dobla y con la belleza de un ejemplar de tu raza con mayúsculas GALGO ESPAÑOL.

Hasta llegar aquí ha sido fundamental la intervención de nuestro veterinario, el Dtor José Figueroa, sin él nada hubiese sido posible. Pero él ya sabes cómo es, siempre preocupado por buscar el tratamiento adecuado para cada paciente suyo, cada uno de nosotros somos únicos.

¡Ufff!, sólo oir su nombre me pongo a temblar, me da mucho miedo, aunque sé que siempre que voy mejoro, pero…… tu en cambio no lo llevas mal, te comes esas chuches fantásticas que yo no soy capaz de probar, ¡me da tanto miedo, que ni huelo!

Amigo veterinario mío, desde aquí y sin temblar porque no estás delante, te doy las gracias por salvar a mi amiga, gracias de corazón de perro.

Querida Lola, estoy orgulloso de tenerte conmigo, de pasear contigo, de compartir esas caricias que toda la gente te dispensa, piensan que tengo celos de ti, no, comparto el amor que sienten por ti, lo sienten en general por todos los animales, son buenas personas. No puedo tener celos de ti, llevo disfrutando de todas esas caricias desde que tenía tres semanas, ahora te toca disfrutar a ti, te dejo, sé que me defiendes de los perros grandes que a mí me asustan.

Ahora te toca disfrutar de esa segunda oportunidad que te ha concedido la vida, aprovéchala conmigo a tu lado.

Siempre estaré a tu lado.

lucas cuidando de lola

Un lametazo tierno.

 

LUCAS

lucas y lola