Querida Lola, como bien sabes cuándo vamos cumpliendo años, llega un momento en que nuestros días aquí, llegan a su fin, tú lo sabes muy bien.

Hoy tenemos que recordar a nuestra amiga Jara, también emprendió ese viaje como tú sin regreso, pero no sin memoria para nosotros.

Como sabes, los que aquí nos quedamos, lo hacemos con mucha tristeza, pero sabemos que os lleváis lo mejor que hemos podido daros.

Jara era también abandonada como tú, pero tuvo la suerte de encontrar a su ángel de la guarda, su dueña, una joven que a lo largo de sus 14 años se ha ocupado a conciencia de ella.

La hemos visto trabajar mucho con ella para proporcionarle el bienestar necesario que requiere un animal viejecito, pero no por ello menos querido.

Ahora Chufa, su compañera se ha quedado sola, como yo, pero con la responsabilidad de cuidar a nuestra dueña en estos momentos tan delicados.

Dejáis un hueco enorme en nuestro corazón, pero transcurrido el tiempo, el hueco se rellena con los buenos recuerdos, con los años de felicidad proporcionada, en el caso de Jara han sido muchos.

Desde aquí, nosotros sólo podemos animar a su dueña para decirle que desde donde esté como tú, seguirá estando pendiente de los que aquí quedamos.

Nosotros, querida Jara nunca os olvidaremos.

LUCAS