Querida Lola, dicen que los perros no sabemos hablar para comunicarnos con nuestros dueños, jajajaja, ellos no saben que todo nos lo decimos con una sencilla mirada, bueno nuestra dueña si lo sabe.

Cuando tú o yo queremos algo, simplemente la miramos y nos entendemos, un roce en su mano, un movimiento de rabito, un lance hacia donde queremos ir y la comunicación está establecida.

Ya sé que ahora no estás aquí, pero como  de mi corazón nunca te irás, ahora la comunicación es corazón y mirada mía por los dos con ella.

Ayer hojeábamos el periódico, vimos una noticia que además explica científicamente lo que nosotros sabemos, la mirada es nuestra forma de comunicarnos.

La noticia decía que un grupo de investigadores japoneses han demostrado que los perros hemos aprendido a hacer a lo largo de tantos años con ellos, lo mismo que un bebé humano hace con su madre, establecer un vínculo entre ambos.

En esa mirada hay una secreción de una hormona, la oxitocina que está relacionada con la conducta maternal y la confianza, nosotros la aprovechamos para reforzar la unión entre ambos.

Con esta mirada entre ambos logramos ocupar un lugar en su corazón del que nunca saldremos, así actúa un bebé humano con su madre.

Pero esta forma de comunicación va más allá, se han dado cuenta que puede mejorar el estado de salud de una persona por la relación mantenida con su perro.

La noticia decía que la oxitocina se utiliza en tratamientos del autismo y el estrés postraumático, por ello la relación con nosotros puede ser positiva para aumentar los niveles de dicha sustancia llamada también hormona social.

Se hizo un estudio con 30 perros y sus dueños, se les introdujo en una habitación durante 30minutos, se midieron los niveles de esta sustancia antes y después en orina.

Comprobaron que sus niveles eran más altos cuando se miraban entre ellos.

Las conclusiones del hallazgo demuestran que los vínculos biológicos entre estas especies se refuerzan gracias a un circuito neuronal impulsado por la oxitocina, de forma similar a lo que sucede entre padres e hijos gracias al contacto visual. Y es que la hormona se encarga (entre otras funciones) de estrechar los vínculos sociales entre miembros de la misma especies.

En cuanto a miradas se refiere, los perros cometen los mismos errores sociales que los niños pequeños. Ambos tienden a interpretar que todo contacto visual tiene una intención comunicativa, aunque no siempre sea el caso. Hasta este punto la domesticación ha supuesto una humanización de los perros.

Todo esto demuestra lo que tú, Lola, y yo (Lucas) sabemos, nuestra mirada va derecha al corazón de ella, nuestra dueña, eso hace que tres corazones se fundan en uno inmensamente grande.

Lucas