Hola amigos, cuando llegamos por primera vez al que será nuestro hogar definitivo, nos abordan mil temores que poco a poco van desapareciendo, pero que inicialmente nos crean incertidumbre y cierta inseguridad.
Recuerdo que era un día de lluvia de otoño, mi madre de origen humilde, nos había colocado a mis hermanos y a mí al nacer, en un lecho de hojarasca sobre la tierra, debajo de una puerta apoyada sobre una encina centenaria. Estaba húmedo, pero todos juntitos nos dábamos calor.
Mi madre era una buena pastora de un rebaño de ovejas, era una» Carea» similar a mí, comprometida con su trabajo, pero que ahora tenía que ocuparse de nosotros, cinco cachorros, una camada de «cinco peluches», como dirían los humanos. Demasiado trabajo para una sola perrita, así pues, el dueño del rebaño había decidido aliviar a mi madre y estaba buscándonos dueño, teníamos ya tres semanas. Y… así conocí a mi familia humana con la que vivo actualmente, donde soy muy querido por todos.
A lo lejos, oí pasos, vocecitas de niños y adultos, me sobresalté, vivíamos con mucha tranquilidad en el campo. Levantaron nuestro humilde cobijo, nos miraban, observaban y comenzaron a hablar.
_ ¡Qué monada! -decía la mamá.
_ ¿Cuál cogemos? – decían los niños
_ El de los ojos azules es precioso, es rubito, tiene las patitas blancas – decía la mamá.
_ Papá ¿nos llevamos ése? por favor, ese rubito – decían los niños.
Yo estaba aturdido, cogían a mis hermanos, a mí, ¡vaya lío!
_ Vale, vale, el de los ojos azules, el rubito, nosotros somos todos morenos – dijo el papá.
_Cuidado chicos, tiene pulgas, está sucio, hay que desparasitarlo primero -dijo la mamá.
Pulgas, sucio, desparasitar, – ¿qué dicen?, pensé yo –
_ Yo estoy bien, bueno algo me pica por ahí, a veces un poco más, pero me rasco con mi pata y ya está. ¡Qué complicaciones!.
Me envolvieron en una manta calentita, la mamá me cogió en brazos, entré en un coche con ellos y hasta hoy, que sigo aquí en casa con ellos.
Los niños decían _ mamá ¿podemos cogerlo?_
La mamá contestaba _ no, todavía no, tiene pulgas, pueden picaros, transmiten enfermedades.
_ ¡Qué mamá tan pesada!, pensaba yo, para mi madre era perfecto, bueno eso creía yo.
Llegamos a la casa, me rociaron con unos polvos que olían fatal y estuve un rato envuelto en una toalla en brazos de la mamá.
LUCAS AÚN CON PULGAS |
LUCAS RECIEN BAÑADO |
LUCAS COMIENDO POR PRIMERA VEZ EN CASA |
Después me bañaron en agua caliente, no me gustó nada, aún hoy sigue sin gustarme y estuve apto para vivir con ellos.
Desde entonces, vivo con ellos feliz, tengo suerte me cuidan y yo les quiero mucho, me encanta darles lametones.
Cuando llegué el niño tenía tres años y la niña nueve, he jugado mucho con ellos, fueron mis compañeros de juegos y yo de ellos. Pasé a ser uno más de la familia, disfruto de ese privilegio, tengo una gran suerte.
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