UN MIEMBRO MÁS

Hola amigos, Lola y yo hemos estado junto a mi dueña, repasando noticias acerca del abandono de compañeros, es desolador contemplar esas imágenes que se difunden para que nuestros amigos puedan tener otra oportunidad.

Afortunadamente hay humanos a los que les interesamos mucho e incluso, con respecto a compañeros de Lola (Galgos) hay una propuesta que llegará al Parlamento Europeo para incluir a esta raza como mascota y conseguir de esta manera que se acabe con su maltrato.

Como os decía, estando un poco dolido y apenado, ha sonado el teléfono, mi dueña lo ha cogido y yo he oído:

–          ¡Ha nacido ya!, ¿ están bien los dos?.

–           Cuánto me alegro.

–          Si, si, vamos a verlos.

Yo he empezado a pensar en la conversación, he visto a mi dueña muy contenta y nos ha dicho a Lola y a mí:

–          Chicos, ha nacido ya el peque, tenemos un nuevo miembro en la familia.

He oído a mi dueña estos últimos días hablar con otros miembros de la familia acerca del feliz acontecimiento, mi dueña estaba inquieta, yo lo percibo rápido, procuro estar siempre con ella igual que Lola, implicado siempre en los asuntos familiares. Este último ha sido especialmente agradable. “HA NACIDO UN NIÑO”

¿Sabéis que significa eso?, significa que entre tantos problemas como existen en la actualidad (leo y oigo las noticias junto a mi dueña), la vida continua, el nacimiento de un bebe, significa que el ser humano que tanto nos ataca a nosotros, pobres perros y no digamos a los compañeros de Lola, también es capaz de dar sangre nueva que viva concienciado de lo importante que es conservar el entorno natural, es el único patrimonio que le va a quedar. Sus padres le enseñarán a amar a los animales, será un defensor más de nosotros, como toda la familia.

El olor de un bebe humano, es inolvidable, es dulce, suave, penetra por mi trufa y….me quedaría allí, custodiando su cuna, no en balde soy un perro Carea, un pastor cuidador de un rebaño, en este caso mi rebaño es mi familia humana.

Lola ya verás, nos tocará tener paciencia, ellos, los niños son buenos, pero un poco impulsivos, nerviosos, a mi su hermano ( el del bebe que ha nacido), siempre viene a saludarme. Yo a veces me muestro serio, jamás le he mordido, no se debe morder a un niño, si esto ocurriese nuestra dueña se enfadaría muchísimo, ella quiere mucho a estos niños y nos castigaría con el peor de los castigos, “no nos querría”, y eso querida Lola es malísimo. Tú en cambio Lola, siempre has alargado tu cuello para que te acaricie y diga: – es buena mama, es buena-

Claro que eres buena, dulce y tierna como un bebe, por eso te llevas bien con los niños.

Por cierto Lola, tú has sido madre muchas veces, ¿verdad?  .

–          Sí, muchas veces, mis cachorros eran lo mejor del mundo. Yo era feliz rodeada de mi camada, siempre dispuesta a amamantarles, con mucho hambre. Yo trataba siempre de poner orden, – chicos hay para todos-. Me sentía viva, pletórica de ver a mis hijitos.

Lucas, ¿ tú sabes cómo son los cachorros?

Lucas:

–          Pues la verdad es que no, nunca he visto uno. El más pequeño que he concido se tambaleaba al andar, yo me asusta, veía algo raro, creo que empezaba a andar. Era el hermano del que acaba de nacer.

Lola:

–          Son blanditos, tiernos, barrigoncitos, tienen las patitas pequeñítas, sus ojos están cerrados, sus hociquitos son pequeñitos, para encontrar a su madre se guían por el olfato. Las madres tenemos que trabajar mucho y muy duro para mantenerlos limpios, yo no me hartaba de darles lametazos. También estaba dispuesta a defenderlos, quién iba a hacerlo si no yo, SU MADRE.

Cuando empiezan a caminar igual que los bebes humanos, no guardan el equilibrio y….¡zas!, al suelo.

Sabes Lucas, se cómo debe sentirse su madre, la del bebe humano, al fin y al cabo todas las madres somos iguales.

Tendrá que amamantarlo, creo que los bebes humanos también distinguen el olor de su madre, es lógico también son inteligentes como nosotros. Calmarlo cuando llore, ¡uff!, la de lametones que yo les daba a mis pequeños, lloraban si me ausentaba.

Tendrá que darle calor, lo cogerá entre sus brazos, el bebe tiene que oir su corazón para saber que no está solo. Mis hijitos y yo estábamos agustísimo, tumbados todos juntos. ¿Has oído Lucas?, todos ellos encima de mí, a mi lado.

¡Uhmmmm!, qué ternura, no sabes lo que se siente en esos momentos.

Bueno también está la parte mala de la limpieza, no te cansas de dar lametazos para limpiarles.

Por cierto, Lucas, ¿cómo limpian las mamas humanas a sus bebes?, ¿también con lametazos?. No sé nunca lo he visto ¿Tu lo has visto Lucas?

Lucas:

–           No sé cómo lo hacen.

Cuando yo llegue a esta casa, mis niños eran pequeños, pero creo que no eran bebes. El cachorro pequeño era yo, no podía subir a la cama que me habían preparado. Imaginate que pequeño era, mis patitas eran muy cortas.

Lola:

–          De todos modos un bebe humano no se diferenciará mucho de un cachorro.

Imagino que serán tiernos, barrigoncitos como los cachorros, supongo que sus patitas serán muy pequeñas, su hociquito también, ¿o no tienen hocico?, no sé, creo que tienen nariz. Sus ojos estarán abiertos o cerrados, no sé. Nacerán con mucho pelo, sin él, no lo sé, pero creo que tendrán una cosa en común, el olor y la suavidad de su piel inconfundibles de un bebe y un cachorro.

Bien venido a la vida, cachorro humano.

LUCAS

lucas y lola